El proyecto, impulsado por el Centro Internacional de la Papa (CIP), con sede en Lima (Perú) y el Centro de Investigación Ames (ARC) de la NASA, tiene un doble objetivo. Por un lado estudiar las posibilidades que tendrían las patatas de medrar en una futura colonia marciana. Por otro, aprovechar el conocimiento adquirido para encontrar la variedad del tubérculo que pudiera crecer en suelos donde ni las malas hierbas lo hacen y llevar su cultivo a zonas con desnutrición. Hay un tercer motivo: ir preparándonos para el impacto del cambio climático en el cuarto cultivo en importancia que alimenta a los humanos.
martes, 21 de marzo de 2017
El experimento que demuestra que se pueden sembrar patatas en Marte
Con uno de los suelos de la Tierra más parecidos a los de Marte, investigadores peruanos y estadounidenses iniciaron el proyecto Patatas en Marte en enero del año pasado. Buscaban probar si la patata puede ser cultivada en unas condiciones como las del planeta rojo. Aunque aún queda lidiar con otros problemas, los primeros resultados muestran que la papa puede crecer en suelos tan áridos y salinos como los marcianos.
El proyecto, impulsado por el Centro Internacional de la Papa (CIP), con sede en Lima (Perú) y el Centro de Investigación Ames (ARC) de la NASA, tiene un doble objetivo. Por un lado estudiar las posibilidades que tendrían las patatas de medrar en una futura colonia marciana. Por otro, aprovechar el conocimiento adquirido para encontrar la variedad del tubérculo que pudiera crecer en suelos donde ni las malas hierbas lo hacen y llevar su cultivo a zonas con desnutrición. Hay un tercer motivo: ir preparándonos para el impacto del cambio climático en el cuarto cultivo en importancia que alimenta a los humanos.
El proyecto, impulsado por el Centro Internacional de la Papa (CIP), con sede en Lima (Perú) y el Centro de Investigación Ames (ARC) de la NASA, tiene un doble objetivo. Por un lado estudiar las posibilidades que tendrían las patatas de medrar en una futura colonia marciana. Por otro, aprovechar el conocimiento adquirido para encontrar la variedad del tubérculo que pudiera crecer en suelos donde ni las malas hierbas lo hacen y llevar su cultivo a zonas con desnutrición. Hay un tercer motivo: ir preparándonos para el impacto del cambio climático en el cuarto cultivo en importancia que alimenta a los humanos.
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